He tenido la oportunidad de visitar algunos de los 50 mejores restaurantes de Latinoamérica. Esta vez era el momento de visitar Mayta, que ocupa el vigésimo cuarto puesto.
Bello por fuera y aún más por dentro. Me recibieron cumpliendo los protocolos en su totalidad. Con una cálida bienvenida y puntualidad en la reserva.
De entrada, Costillas bañadas en ají dulce y tucupí; quedé sorprendida ya que se podían deshuesar con las manos. Además, llegaron acompañadas de un sabroso puré de yuca, definitivamente una de las mejores entradas que he probado.
Llegaron los “platos fuertes“, comenzamos con Lomo y Langostinos al wok. Este plato tenía el sabroso jugo del lomo saltado, huevos de codorniz fritos, plátanos a la brasa y tacu tacu de pepián, en definitiva: una verdadera explosión de sabores.
Seguimos con un generoso Cabrito Braseado, bañado en curry amazónico, pura carne con un ligero sabor dulce, que llegó acompañado de un puré de coliflor.
En una palabra: ¡espectacular!
Llegó el turno de las bebidas, probé el Botánico a base de gin: infusión de té matcha, piña, manzana y lima, que te deja un agradable sabor agridulce. Además probé el Humo Punch, que más que una bebida con alcohol es toda una experiencia, lleva mosto verde y cítricos peruanos ahumados, fue de esas bebidas que tienes para contar.
Para cerrar con broche de oro tenía que haber postre, La Tarta es un postre muy solicitado, hecho con matcha, muña y helado de maracuyá y tumbo. La tarta llega tibia y al combinarlo con el helado cae super bien ¡La podría comer todo el día!
Quedé muy satisfecha con esta experiencia, sobre todo con esas costillas, fue un inicio gratificante. Mayta cumple con todo lo que esperas de un buen restaurante: calidad, servicio y ambiente. Aquí puedes sentir como si recorrieras el Perú a través de los insumos que encuentras en sus platos.