A unas cuadras del Parque Kennedy, en una esquina algo bulliciosa de la calle Atahualpa en Miraflores, se encuentra el restaurante La Gloria. Es gratificante sentir que al entrar la bulla y el ajetreo de la ciudad desaparecen.
Dicen que el arte sensibiliza a las personas, y un claro ejemplo de esa conexión a nuevas emociones está en la Gloria. La colección de cuadros distribuidos por todos los salones hacen que naturalmente te relajes al entrar. Luego, cuando escuchas al personal llamar por su nombre a los clientes regulares y preguntarles por la familia, te das cuenta que estás en un local de amplia trayectoria.
Me recomendaron pedir una entrada que es la favorita de muchos: las Conchas a la Parrilla, con mantequilla al limón y ajo crocante. Se trata de 8 conchas de muy buen tamaño, sin coral y con una pinta espectacular. Al probar la primera sabes que ese plato será un espectáculo, con la cantidad de juguito perfecta, sin mucha grasa, un toque fresco de perejil encima, una mantequilla que no te hace extrañar el limón, ajo crocante picado encima y un toque de miel. ¡Las mejores conchas de abanico que he probado en mi vida!
Antes de entrar al fondo, no pude resistirme en probar las Albóndigas de Cordero con Yogurt Griego. Es un plato que me gusta mucho y no se encuentra tan fácil en restaurantes. Son 3 albóndigas chiquitas, jugosas y con mucho sabor por dentro. La salsa de yogurt estaba tan rica y cremosa que me obligó a pedir un poco más de pan para terminarla.
Finalmente llegó el fondo, la Pesca del Día al Curry con Verduras. Es un buen corte de pescado blanco con verduras grilladas, culantro y albahaca para dejarte un aroma delicioso en la mesa. No es un curry picante, pero definitivamente muy sabroso; todas las verduras cocidas en su punto, crocantitas. El arroz pudo estar mejor, pero el pescado estuvo tan bueno y sabroso, que puedes dejar pasar ese detalle. Y sí, pedí más pan para terminar el curry.
Así que, después de 3 canastas de pan calientito y mucha buena comida, puedo decirles que mi visita a La Gloria fue realmente espectacular. Por los precios no es para ir todos los días, pero vale la pena cada centavo. Una experiencia completa para disfrutar de una de las cocinas mediterráneas más icónicas en Lima.
Siempre es bueno hacer reserva y sepan que el estacionamiento es algo complicado por la zona.