La bienvenida en un restaurante siempre te da una idea de la calidad con la que están elaborados sus platos. En Master Kong, además de cumplir con todos los protocolos de bioseguridad, me llamó la atención la cálida atención del personal para asignarme una mesa.
Comenzamos con las entradas, Siu Mai rellenos de cerdo y langostinos, son contundentes, se siente el delicioso relleno en cada bocado y llegan en la temperatura perfecta gracias a que se encuentran en una vaporera de bambú. Para innovar decidí probar el Siu Kao, son wantanes al vapor rellenos de cerdo y langostinos bañados en salsa picante, una entrada que no había probado, pero que terminó siendo una de las cosas más ricas que probé en este almuerzo.
Seguimos con un plato que, en lo personal, es una buena prueba para medir el nivel de un chifa: el clásico arroz chaufa. Llegó con el arroz bien graneado como me gusta y no fue para nada seco. Además, estuvo generosamente acompañado de langostinos y carne. En definitiva, una delicia que volvería a probar mil veces más. También ordenamos un Pollo Wact Kay, plato que sin duda se lleva la corona. Viene con diferentes verduras y champiñones revueltos en una salsa realmente espectacular, tanto como para alegrarle el día a cualquiera que la pruebe.
Para este frío intenso pedí el Cha de la Casa, té que contiene flor de Jamaica, hierba luisa y piña, viene en una jarrita que alcanza para 3 personas y es el balance perfecto entre cada comida.
¿Ustedes se van sin el postre? ¡Yo, jamás! Menos si descubro en la carta algo nuevo como son los min paos dulces, el Panda Pao, relleno de chocolate con maní y el Erizo Pao, relleno de crema de lúcuma, dos min paos increíbles.
En general, Master Kong me encantó. Comida sabrosa, servicio impecable y un ambiente agradable. Este lugar es perfecto para cualquier ocasión, ya que cada uno de sus platos está elaborado para satisfacer todas tus expectativas.
